Cueva de las Manos: una invitación a descifrar el pasado
Con sus pasarelas renovadas, el Parque Provincial Cueva de las Manos es una invitación a conectar con la naturaleza y con el recuerdo de nuestros antepasados.
«El paisaje que rodea la cueva es maravilloso: un cañadón muy profundo, con rocas coloradas y amarillas y en el fondo un pequeño río (…) Luego de experimentar esas vistas uno llega frente a la Cueva, se encuentra con esas manos plasmadas sobre la roca y piensa que hace 10 mil años había gente viviendo ahí. Eso me enloquece», asegura Juan Nauta.

Juan, director del Sitio Cueva de las Manos, habla con fascinación de este lugar que tan bien conoce y donde meses atrás el desprendimiento de una roca dañó un sector de las pasarelas. Tras realizar los arreglos y mejoras necesarias, el sitio se encuentra abierto para recibir a los visitantes esta temporada. «Un geólogo inspeccionó el farallón principal (un paredón de roca) y se tomaron las medidas de seguridad necesarias antes de reabrir».
El sitio está abierto todos los días de la semana desde las 9 a.m. hasta las 7 p.m. Las visitas se hacen cada hora y en grupos de 15 personas. El acceso es por orden de llegada y los precios son AR $600 para visitantes nacionales y AR $2.000 para extranjeros. Juan comenta que están trabajando para implementar un sistema de reservas online.

El acceso al sitio puede hacerse a pie o en vehículo. Dos accesos vehiculares nacen en la Ruta Nacional 40 —uno en Bajo Caracoles y el otro a 38 km al norte de ese paraje— y confluyen en la Ruta Provincial 97 —de ripio— que llega a la playa de estacionamiento del sitio.
Para los amantes del senderismo y la aventura, también se puede llegar pie desde el cañadón mismo, al cual se accede desde el Portal Cañadón Pinturas del Parque Patagonia Argentina (acceso público). Frente a la Cueva de las Manos, al otro lado del cañadón, un sendero desciende y cruza el río, donde hay un área de descanso con mesas y bancos y baños secos. El sendero continúa y asciende al centro de visitantes del sitio arqueológico, donde se espera la visita guiada. Esta experiencia de dificultad media-alta permite experimentar el Cañadón «desde adentro» y es el resultado del trabajo conjunto de Rewilding Argentina y Freyja Foundation.

Manos de todos los tamaños y edades, escenas de caza plasmadas en la roca y otras pinturas rupestres permiten al visitante imaginar la vida de quienes habitaron la región hace unos nueve mil años. «Lo veo como si fuera un libro» dice Juan, «donde uno se va dando cuenta qué hacían, cómo trabajaban, qué herramientas usaban.»
«Hay variadas interpretaciones sobre el significado de las manos pero realmente no se sabe. Pueden ser una expresión de pertenencia, o parte de un ritual, pero no conocemos nada que lo confirme. Carlos Aschero, nuestro arqueólogo de cabecera, dice que todas las interpretaciones son válidas», finaliza Juan.
Están todos invitados a adentrarse en la Cueva y descifrar el mensaje de nuestros antepasados.